GESTIONANDO SUSPENSOS!

Quizás unos de los momentos más incomodos por el que pueden pasar los padres y madres es gestionar las malas notas de sus hijos. Tras el suspenso surgen diferentes pensamientos y emociones asociadas al fracaso. Proyectándose en temores sobre un futuro incierto. Una reacción muy común en los progenitores es imponer un castigo tras una mala evaluación, pero ¿existe un peor castigo que traer a casa una mala calificación?. Hace unos días aparecía, de forma viral en las redes sociales, un escrito hacia los padres de un supuesto profesor/a que decía lo siguiente:


“Estimados padres: El semestre de sus hijos está próximo a terminar y las notas finales están pronto a ser reveladas, sé que están ansiosos por saber su desempeño, pero recuerden que entre todos nuestros estudiantes hay algunos artistas que no necesitarán comprender mucha Matemática, empresarios que no se preocuparán mucho de la Historia o Filosofía, músicos cuyas calificaciones en Química tal vez no será las mejores… Si su hijo no consigue las mejores notas no le quite la confianza en sí mismo, ni su dignidad. Dígale que está bien, que sólo son notas, que aun así están hechos para cosas grandes en la vida, no les quiten los sueños y talentos, hagan esto y vean a sus hijos conquistar el mundo. Obtener buenas o malas calificaciones no define nuestra inteligencia, no tiene que quitarnos la confianza en nosotros mismos y mucho menos la dignidad”.  Saquen sus propias conclusiones, seguro que serán muy diferentes y diversas.

Si sentimos que los malos resultados académicos son un “fracaso”, tendremos que analizar el por qué se han producido. Se tiende a pensar que la responsabilidad de un suspenso está sólo en el menor, que no ha estudiado, no se ha esforzado lo suficiente, es muy vago, etc. Nada más alejado de la realidad. Las malas notas, generalmente, son consecuencia de una disfunción comunicativa entre padres, profesores y alumno/a. En este caso todos tienen la misma responsabilidad y se tendría que analizar cuál de las tres partes necesita realizar los mayores cambios. Me encantan los profesores que detrás de una mala calificación ven reflejado cierto fracaso en su función pedagógica. Los padres y madres que no culpabilizan al profesor o al hijo del suspenso, sino que asumen sus responsabilidades. Y los alumnos que aceptan el “cate” como una llamada de atención para generar cambios. Esta combinación facilitará la superación de la crisis. 

Una de las consecuencias que conllevan los suspensos es crear tensión entre padres e hijos, pudiéndose reflejar en discusiones que dificultan la confianza y la comunicación. Es decir, nos alejan relacionalmente de ellos. Es sabido, que cualquier resolución de problemas necesita del análisis conjunto de los hechos y de posiciones de confianza. Distanciarnos de los hijos no sería el mejor de los inicios para superar el problema. Por consiguiente, es un momento para estar unidos, demostrar confianza y buscar soluciones conjuntas. Los padres tendrán que analizar surelación con el tutor y mejorar, si es necesario, la comunicación que tienen. 

Algunos profesionales de la prevención establecen que las malas calificaciones pueden ser un indicador de riesgo sobre el niño o el adolescente. Yo personalmente no suelo dramatizar mucho, pero es verdad que unos suspensos pueden ser una llamada de atención sobre un problema. De hecho es habitual que la separación de una pareja se vea reflejada temporalmente en la actitud estudiantil de los vástagos. Cuando no existen causas evidentes para justificar un fracaso escolar es importante analizar el estado emocional de los hijos. En la adolescencia la intensidad de las vivencias emocionales (amor, melancolía, ansiedad, traición, etc.) influyen de manera directa en todas las conductas de los chicos/as.  

Conocer lo que les pasa por la cabeza nos posibilitará en un mejor rol de ayudador.  Desde esta perspectiva es más fácil plantear conjuntamente con los chicos los cambios que se han de producir para superar las malas calificaciones. El refuerzo positivo y la confianza que depositemos en los hijos serán esenciales para que asuman sus responsabilidades y cimienten las bases para superar estos tropiezos. Decidir de manera unilateral que el menor deje de hacer una actividad que le gusta, por el hecho de que ha suspendido no nos garantiza que el aprobado aparezca de nuevo. Los chantajes emocionales tienen las patas muy cortas y los grandes premios desproporcionan los hechos, además son recursos descontextualizados con poco éxito (…Sí apruebas todo, te compro una moto!!!).

Para superar las malas calificaciones curriculares de nuestros hijos debemos hacernos tres preguntas: ¿Qué cambierá el profesor/a? ¿Qué cambiaran los padres/madres? y ¿Qué cambiará el hijo/a?, encontrando respuesta en cada una de las partes nos acercamos a la solución.

Autor: Iván Castro Sánchez

Comentarios

  1. Gracias Iván por esta perla que invita a la reflexión.

    En primer lugar quiero decir que no soy padre y por lo tanto no podré opinar como tal, pero si he sido estudiante e hijo y llevé grandes suspensos a casa; con lo que me permitiré el placer de hablar como estudiante o mero observador.

    ¿A alguien le suena aquello de "las letras con sangre entran"?
    Hoy en día parecería algo anacrónico y muy alejado al 2016, pero no lo creo así, lo veo más cerca hoy que entonces.

    Nuestro actual sistema educativo, teñido de falsa democracia, dicta unas pautas evaluativas sátiras. No se me ocurre un sistema educativo más tirano, que aquel que no fomenta las cualidades propias de cada estudiante; utilizando un mismo rasero para cualificar o "descalificar al no válido", en lugar de potenciar todo lo válido y útil que puede aportar.

    Jamás fui capaz de resolver una derivada, memorizar el peso atómico del tungsteno o declinar los verbos en latín. Siempre suspendí esas asignaturas y por ello me cargué de frustración, rabia e incomprensión. Debido a esos suspensos, no pude acceder entonces a la Universidad y desarrollarme profesionalmente en lo que yo quería ser.

    Hoy en día, y tras leer este blog, me pregunto:
    ¿Cuan importante hubiera sido aprender a gestionar y reorientar esos suspensos?

    Gracias Iván.

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    Respuestas
    1. Andrés muchas gracias por exponer tu opinión. Tu comentario me ayuda a continuar reflexionando... comparto contigo hasta las comas!!! Padecemos de "titulitis crónica" se valoran más los títulos que las capacidades. Hace años que modelos educativos basados en aprendizajes adaptados a las capacidades demuestran mejores resultados y forman alumnos más competentes. ¿Por qué no se implantan aquí? difícil de entender.
      Gracias por aportar!

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