… EL HALAGO DEBILITA



En infinidad de ocasiones he escuchado a diversos personajes públicos  utilizar las expresiones: “el halago debilita” y “la crítica nos hará más fuertes”. Las dos son muy comunes en el deporte, principalmente en el fútbol. La primera se la he escuchado tanto a Vicente del Bosque como a Luis Enrique, dos entrenadores con una gran trayectoria de éxitos y títulos.  Me sorprende mucho que personas que han “triunfado” fundamenten que es más efectivo la reprobación que la felicitación en la consecución de un objetivo.


Pongamos un ejemplo gráfico que suele ser utilizado para fundamentar estas expresiones: “un coronel del ejército del aire explicaba que cuando un piloto de su unidad hacía una maniobra perfecta, él le felicitaba, sin embargo al día siguiente el piloto solía hacer la maniobra peor. Pero cuando un piloto hacía una maniobra malísima y él le criticaba, al día siguiente el piloto mejoraba mucho”. Conclusión es más efectivo la crítica que el halago, parece ser que elogiar descentra y el reproche ayuda a superarse.

Si trasladamos este tipo de pensamiento a los métodos educativos de los centros de enseñanzas o a los procesos educativos de la propia familia, entenderíamos que cuando un chicho/a hace algo bien no deberíamos felicitarle y cuando hace algo mal tendríamos que criticarle…  Así se conseguirían alcanzar los objetivos competenciales más fácilmente.

Ironía: ahora se entiende la razón por la cual al ser humano, se le da mejor criticar que halagar… debe ser con la sana intención de que el “vilipendiado”  se motive y consiga alcanzar sus metas.

Pues a pesar de que esta forma de pensar sea promovida por personajes de cierto prestigio o de la clarividencia del ejemplo del coronel, a mí personalmente no me gustan nada estos fundamentos. 
    
Los estadistas usan una explicación sencilla para analizar dichas consecuencias, lo denominan “Regresión a la Media”. Voy a extrapolar esta teoría al ámbito educativo. Generalmente los halagos y las críticas se realizan ante situaciones “extremas”. Es decir, felicitamos a los chicos/as cuando realizan una acción de forma positiva y los reñimos cuando realizan una acción de manera negativa. El nivel de halago y crítica es proporcional al grado de consecución o fallo del hecho.

Analicemos otro ejemplo: “Una chica llega a casa con su primer 10 en un examen, sus progenitores le halagan y le felicitan con júbilo… La misma chica llega a casa con 1 en un examen, sus progenitores le reñirán e incluso le pueden castigar…”   La regresión a la media nos explica que con independencia de las acciones de sus padres (halago o crítica) después de un 10 vendrá una nota más baja y después de un 1 vendrá una nota más alta. Ya que generalmente no nos mantenemos eternamente ni en máximos ni en mínimos, tenemos tendencia a establecernos en la media. Creer que el halago tiene un efecto negativo y que la crítica tiene un efecto positivo sobre la educación de los hijos/as se aleja mucho de los modelos efectivos de educación en positivo.

En algunas ocasiones el llamado “espíritu de superación” puede desarrollarse como respuesta personal ante una censura. Demostrar la propia valía  frente a los que no creen en uno. En este supuesto, podríamos entender que la crítica ayuda a la superación. Pero volviendo a la estadística, en un cálculo de probabilidades la crítica tiene proyección a la baja. Del mismo modo, el halago entendido como “adulación” (alabanza exagerada y generalmente interesada que se hace a una persona para conseguir un favor o ganar su voluntad) podría ser negativo. Pero los datos nos revelan que el halago bien entendido tiene proyección al alza.

El halago y la crítica forman parte de la instrumentación educativa. A nivel muy general, el uso de la felicitación nos ayudará a continuar con las buenas tendencias  y de la “crítica positiva” puede ayudarnos a cambiar las malas tendencias. 

De momento no concibo una vida con más reproches que felicitaciones… y tú?


Autor: Iván Castro Sánchez

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