… LA CULPA ES DE SUS AMIGOS/AS!!!

Generalmente, cuando los padres y madres reciben alguna queja de sus hijos/as, de alguna manera, justifican su comportamiento pensando que el problema está en el grupo de amigos/as, que le influyen negativamente. “- Mi hijo/a no haría eso si no fuese porque sus amigos/as...”. Aunque en principio esta afirmación nos suene a excusa, la verdad es que no es del todo incorrecta, ya que los chicos/as adaptan sus comportamientos a los diferentes entornos en los que se relacionan.



El grupo de iguales será un referente imprescindible para los hijos/as. En los primeros años irá adquiriendo una progresiva importancia hasta la adolescencia, donde pasará a ser un espacio tan significativo como la propia familia. Los chicos/as desarrollarán nuevos componentes de socialización dentro del grupo de amigos/as, a la vez irán adquiriendo sus roles y estatus en el grupo. Por ello, harán todo lo que sea necesario para sentirse integrado/a, valorado/a y admitido/a por el resto. En algunas ocasiones incluso sus conductas pueden contradecir sus propios pensamientos y/o sentimientos, ya que el grupo marcará ciertas actitudes comportamentales. Este proceso evolutivo se define como la “necesidad de pertenencia al grupo”.




En muchas ocasiones, durante las escuelas de padres y madres, los progenitores me han expresado su preocupación porque sus hijos/as han cambiado de amigos/as: “- Claro, ya no los conocemos... tampoco a sus padres y madres... y esto nos genera cierta incertidumbre...”. Teniendo en cuenta que, en ocasiones, los padres/madres llegan a hacer amistad con las familias de los amigos/as de sus hijos/as, que éstos cambien, no les parece muy correcto. Pero los chicos/as generan las amistades basándose en sus propias necesidades, no en las de sus tutores.



Para compartir y fortalecer la relación con los menores y si quieres ganarte a un adolescente, llévate bien con sus amigos/as. Pero conocer y tener contacto con los amigos/as no significa poder elegir por ellos/as.



Suele ser normal que algunos/as chicos/as cambien de grupo de amigos/as a medida que van creciendo, ya que buscarán “colegas” con los que tengan más cosas en común, y estos gustos o necesidades a veces no coinciden con las amistades de la infancia. En mis años como profesional, me he encontrado con muchos chicos/as con actitudes disruptivas provocadas principalmente para evitar el rechazo del grupo. Es decir, como no quieren sentirse apartados/as por los amigos/as realizarán cualquier acción que les ayude a sentirse integrado. Un ejemplo: todos/as empezaron a fumar compartiendo un cigarro en pandilla, ¿todos/as querían fumar?. A esto se le denomina “presión de grupo”.



Es común, cuando hablas con un profesor/a que “defina” a sus propios alumnos/as en base a los roles que desempeñan dentro del aula, así te puedes encontrar con el “Gallito/a”, el “Graciosillo/a”, el “Jefe/a”, “el Artista”, etc. Ésto es el reflejo de encontrar su lugar en el aula. Una de las razones que refieren los docentes para realizar los cambios de grupo (“la batidora”) es precisamente romper con aquellos roles negativos que algunos alumnos/as han asumido, posibilitando la adquisición de mejores roles en grupos nuevos.



Una de las estrategias que pueden utilizar los padres y madres para abordar la presión de grupo, es ofrecer a los hijos/as diferentes grupos de iguales donde socializarse. Así tendrán el grupo de clase, el del barrio, el de ballet/basquet, etc… de esta manera, se posibilita un abanico más amplio donde elegir a los amigos/as. Priorizando la elección de aquellos/as con los que más cosas tienen en común y más a gusto se sienten. Cuando sólo se tiene un grupo de amigos/as y el objetivo es formar parte de él, aumentan las posibilidades de desarrollar comportamientos contrarios a sus propios pensamientos, porque si no los realizan, corren el riesgo de sentirse excluidos del grupo.



Con independencia del grupo de iguales, los chicos/as son responsables de sus propias conductas. En este sentido se utiliza la famosa frase: “Si tus amigos se tiran de un puente, ¿tu también te tiras?”. No se trata de excusar todos los comportamientos en las presiones de los demás, pero no se puede olvidar la importancia que tienen los amigos/as sobre los propios hijos/as.



Autor: Iván Castro Sánchez

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