¿CÚANDO HABLAR DE SEXUALIDAD?



Hace unos días terminé una formación como evaluador de programas de salud pública, durante el curso hicimos unas prácticas analizando diferentes estrategias, una de ellas era diseccionar un Proyecto de Educación Sexual que se aplica en diferentes lugares de España. La primera parte del análisis versaba sobre la consulta de estudios, indicadores, prevalencias, etc. para determinar si el proyecto era necesario y/o viable. Después de valorar los datos me sorprendió la situación alarmante, de pleno desconocimiento, que padecen nuestros chicos y chicas sobre la sexualidad y lo que esto conlleva.

Es unánime por parte de los especialistas en sexualidad la demanda de implementar programas de educación sexual en los centros escolares. Parece ser que este tema, a nivel curricular, se trata principalmente de manera biológica, sin que esto ofrezca unas garantías mínimas de aprendizaje socioeducativo.  Entonces, ¿Quién educa a los jóvenes en sexualidad? Analizando los datos de diferentes estudios se podría reflejar que algunos están siendo educados por el “Porno”. Si los chicos y chicas no obtienen información por los cauces pedagógicos, si en las familias cuesta mucho tratar este tema, si en muchas ocasiones se considera tabú, si los componentes culturales condicionan su abordaje, etc. siempre les quedará poder aprender a través del porno como yacimiento de información. Dado que lo tienen accesible a golpe de clic telefónico, les motiva el acceso a lo prohibido, lo comparten, les resulta gracioso, etc. Por consiguiente lo que obtenemos es una visión de la sexualidad totalmente desvirtuada, estereotipada, machista, peligrosa, etc., que para un adolescente se puede convertir en su cruda realidad.  
    
Los especialistas en prevención suelen decir que cuando los padres quieren tratar un tema con sus hijos llegan con un promedio de 1 año tarde. Es decir, no son sus progenitores los primeros en facilitarles la información que necesitan. Muchos solicitan que sean los centros escolares los que formen a sus hijos sobre estos temas (principalmente sobre drogas y sexualidad). Demanda que tiene toda su lógica, pero la información en el aula se ofrece desde una perspectiva universal, para todo el grupo. Y no tanto, específica para la necesidad individual de cada alumno. Generalmente esta necesidad es más conocida por los padres que por los profesores. 

Otro dato que los estudios reflejan es que el primer yacimiento de información sobre sexualidad de los chicos y chicas son los amigos, el segundo internet, el tercero el centro educativo y el cuarto los progenitores. Dejar que el grupo de iguales o internet sean los agentes educativos para la formación en educación sexual de los hijos, es jugar de alguna manera a la ruleta rusa, evidenciando el riesgo que esto conlleva. Por lógica deberían ser los padres  los primeros, segundo el centro educativo, tercero las nuevas tecnologías y cuarto el grupo de amigos.   

Teniendo en cuenta que los progenitores, a priori, son los más indicados para hablar con sus hijos de sexualidad sería conveniente que tuviesen conocimientos adecuados sobre la materia. Esto implicaría una preparación previa sobre el tema, también sería interesante reflejar en la conversación la percepción que el progenitor tiene sobre la sexualidad combinando los aspectos físicos y emocionales que conforman la educación sexual.

Dependiendo del estudio que se consulte, la edad media de inicio de relaciones sexuales completas está entre los 14 y 16 años. Es decir entre 5  y 6 años antes que la edad en la que se iniciaron sus propios padres.  La tendencia de los últimos años es a la baja, información que nos indica que continuará disminuyendo el indicador de edad. Y consecuentemente, un aumento de riesgos no sólo a nivel biológico sino también a nivel emocional.   

Para que una acción preventiva sea lo más valida posible conviene realizarla con anterioridad al hecho. Saquen sus propias conclusiones sobre a qué edad sería conveniente comenzar a tratar el tema de la sexualidad con vuestros hijos e hijas.  Otra pista: ¿su hijo ya tiene móvil?

Autor: Iván Castro Sánchez       

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