5 REFLEXIONES PARA EDUCAR

 

En algunas ocasiones, sobretodo en momentos de incertidumbre, me he preguntado si estoy educando a mis hijas para que sean felices o para que sean productivas.  Se podría pensar que lo realmente óptimo es practicar los dos tipos de educación, pero observando cómo evoluciona la sociedad creo que la productividad no es muy compatible con la felicidad.

Hace unos días que el libro “Los cinco mandamientos para tener una vida plena” de Bronnie Ware me ronda por la cabeza. Esta autora es una enfermera australiana que durante muchos años desarrolló su función profesional en un servicio de paliativos, con personas con enfermedades terminales. A raíz de su experiencia comenzó escribiendo un artículo, que después se convirtió en un libro, donde plasmó las 5 reflexiones que mayoritariamente escuchó a los pacientes antes de fallecer.

Me resulta muy curioso que las reflexiones que hacen las personas en sus últimos momentos de vida sean principalmente arrepentimientos. Veamos los 5 “mandamientos” que Bronnie Ware nos plantea desde su experiencia:

  1. “Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida siendo fiel a mis sueños, no a la vida que otros esperaban de mí". Esta es la frase que más escuchó, las personas se dan cuenta que muchos de sus sueños no se cumplieron, que habían tomado decisiones para agradar o contentar a los demás. Puede ser que en algunas ocasiones proyectemos nuestros sueños como padres para que nuestros hijos los consigan. Es decir, que eduquemos para que consigan nuestros sueños y no los suyos.    
  2. “Ojalá no hubiera trabajado tanto”. Se arrepentían de perderse momentos importantes en la vida: la juventud de sus hijos, mayor tiempo con su pareja, conversaciones con sus mayores, tiempo sin obligaciones, etc. La educación del sacrificio tiene valores importantes, pero te puede alejar de aquellos momentos que son únicos y que no volverán. Valorar el tiempo en familia sin obligaciones como un elemento esencial de felicidad. 
  3. "Ojalá hubiera sido capaz de expresar mis sentimientos". El hecho de no expresar lo que se siente por miedo a ofender o mantener la paz con los demás es otro de los arrepentimientos expresados por la mayoría de personas. Educar en la asertividad y la empatía posibilita la capacidad de poder exteriorizar las emociones y ayuda a sentirse bien con uno mismo. 
  4. “Ojalá hubiera tenido más contacto con mis amigos". El valor de la amistad también aparece de manera recurrente en los últimos momentos de la vida, los pacientes recordaban mucho a sus amigos. La relación de amistad es un elemento determinante en la conducta humana, apareciendo de manera explosiva en la adolescencia. Educar en la habilidad de socialización puede favorecer una vida feliz. 
  5. “Ojalá hubiese sido más feliz”.  A pesar de ser la última, no es por ello la menos importante, sino la más significativa. Las personas al final de sus vidas se dan cuenta que han estado muy condicionadas, sin salir de su zona de confort, renunciando a tomar decisiones que les harían vivir una vida más plena, por miedo a patrones, condicionamientos culturales y sociales. Educar en la capacidad de tomar sus propias decisiones posibilitará una vida más feliz en nuestros hijos, salir de parámetros establecidos y condicionantes les ayudará a elegir su propio camino hacia la satisfacción personal.

Las personas, cuando están en sus últimos días de vida, no se lamentan que fuesen poco productivas, se reprochan no haber vivido de una manera más feliz. Educar en la autonomía, la capacidad de tomar decisiones, la empatía, la asertividad, etc. vuelve a parecer un modelo que acerca a nuestros hijos a la felicidad. 

 

Autor: Iván Castro Sánchez  

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