MORALISMO E INFORMACIÓN SOBRE DROGAS



"Toda actuación preventiva debe estar basada en la evidencia cientifica" 
 
Hace unos días, los medios de comunicación se hicieron eco de la polémica producida a raíz de un folleto informativo sobre drogas, publicado por el ayuntamiento de Zaragoza. Esta noticia me produjo un sentimiento ambivalente. Por un lado, me apena que en el siglo XXI sigan emergiendo posiciones moralistas en la prevención de las drogodependencias. Y por otra parte, me satisface que la discusión salte a la opinión pública, dado que el debate ayuda a reflexionar sobre una materia un poco olvidada socialmente y no por ello menos importante.

Hace ya varios años, la Dirección General de Tráfico puso en marcha la campaña “si bebes no conduzcas”. Quizás hoy este lema no nos genere controversia e incluso pensemos que es muy adecuado. Sin embargo en sus inicios creó reacciones negativas, algunos fueron muy críticos expresando  que se  inducía al consumo de bebidas alcohólicas: “si bebes no conduzcas, pero si no conduces puedes consumir todo lo que quieras”.  La evidencia y el tiempo han demostrado que la campaña no indujo un aumento del consumo de alcohol en no conductores, pero si fue el punto de partida para concienciar del riesgo de consumir alcohol y conducir. 

Años atrás, la campaña del uso del preservativo “pónselo, póntelo” fue rechazada por parte de la opinión pública bajo la previsión que traería un aumento de las relaciones sexuales entre jóvenes, dado que incitaba a ello. Aspecto que el tiempo ha demostrado que no fue así. Hoy en día, casi nadie duda de la necesidad de informar a los jóvenes sobre el uso del preservativo. Además, la evidencia nos ha demostrado que es el método más efectivo para prevenir las enfermedades de transmisión sexual.  

En los años 80 y 90 muchos lugares sufrieron la pandemia de la heroína y con ello uno de los riesgos asociados a su consumo, como fue el SIDA. Algunos países optaron rápidamente por ofrecer medidas de reducción de daños, tales como el “intercambio de jeringuillas”. Otros pensaron que estás medidas incitaban a su consumo y en primera instancia no las aplicaron, generando estadísticamente más infectados de VIH por vía intravenosa que los que las aplicaron.  Hoy en día, nadie duda de la evidencia y eficacia de dispensar jeringuillas a los toxicómanos como estrategia para reducir la infección de enfermedades de transmisión.

A Lourdes una de mis compañeras de trabajo, en una sesión de prevención con un grupo de bachiller, le comentaron los alumnos que el folleto del Ayuntamiento de Zaragoza les parecía que era demasiado explícito, que lo de enseñarte a esnifar speed era muy radical, etc. Ella les respondió con una pregunta: ¿desde que conoces cómo se esnifa speed tienes ganas de probarlo? Ningún alumno/a respondió SI, todos se reafirmaron en que esa información no les había hecho cambiar su opinión sobre las drogas

Personalmente, tuve una experiencia profesional que me marcó definitivamente en mi apuesta por defender las estrategias de reducción del riesgo y del daño en el consumo de drogas. Un buen amigo sanitario me informa que un chico americano de 23 años había muerto por la noche debido al consumo de drogas. Cuando comenzamos a recabar información sobre el fallecido, descubrimos que pertenecía a un grupo de amigos que habían terminado la universidad. Como premio estaban realizando un viaje por Europa y una de sus escalas era Ibiza. Al salir del hotel les ofrecieron Éxtasis en formato polvo, en principio no tenían ninguna intención de consumir, pero un “día es un día” así que decidieron comprar para “disfrutar más de la fiesta”. Cuando fueron a consumir se hicieron una “raya larga” como habían visto en las películas… pasada unas horas murió de una parada cardiorrespiratoria debido a una sobredosis por éxtasis. Su primer consumo le produjo directamente la muerte. 

Quizás alguien piense que se lo buscó, pero cómo explicarle a la familia que su hijo, un joven estudioso y sano había muerto por sobredosis de drogas. La verdadera causa fue el modo de consumo, al no conocer que el éxtasis en polvo se consume por “puntas” en cantidades muy pequeñas. Si hubiesen tenido previamente esta información, con mucha probabilidad, el chico estaría disfrutando de la vida con el vago recuerdo de que un día probó el éxtasis en su viaje de fin de estudios.     

Existe una larga lista de ejemplos en los que la prevención indicada o selectiva demuestra su eficacia. También es cierto que la información se ha de transmitir adaptada, contextualizada y en los entornos adecuados.  Pero es una evidencia científica que la información real en drogas es más beneficiosa que perjudicial. Por proceso de incidencia lógica, la información afecta en mayor medida al que la necesita.  

¿Qué pensarías si al entrar en el baño de una discoteca te topas con un cartel informativo que te propone no compartir el “rulo” si vas a consumir cocaína?, ¿te sentirías incitado a consumir?

Autor: Iván Castro Sánchez   

Comentarios

  1. Querido Iván, muchos años nos separan de estas historias que explicas, y parece que el mensaje siempre se repite y no avanzamos como sociedad, caemos en lo retrógrado y casposo.

    Mi postura como enfermero es simple... respecto al paciente: yo no soy ni su cura, ni su padre. Por lo tanto los moralismo y paternalismos están fuera de mis competencias, y se lo dejo a quien le corresponda.
    Así pues, en mis competencias sólo queda lugar para el cuidado de su salud.

    Está claro que la mejor forma de evitar una sobredosis es no consumir, de la misma forma que para evitar que te atropelle un coche lo mejor es no salir a la calle. Pero resulta que hay gente que le gusta salir a la calle, y por lo tanto se le informa como cruzar reduciendo los riesgos de ser atropellado. Ahora bien, que pasa con las personas que deseen experimentar en el consumo de drogas...

    Como resumen:
    "usa la mejor herramienta terapéutica que disponemos: la información y prevención."

    Un saludo.
    Andrés García C.

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