NO PUEDO… TENGO DEBERES
Mi hija de 6 años salía sonriente
y contenta tras terminar su jornada escolar, cosa que no es tan habitual,
normalmente se le suele apreciar el cansancio acumulado. Al ver que además de
la mochila cargaba con una carpeta de color azul, le pregunté: ¿qué ha pasado
hoy en el cole que te veo tan contenta? Y ella desde su cristalina sinceridad
me respondió feliz: ¡Papá nos han puesto deberes!. Era la primera vez que se
los mandaban.
En los últimos años el debate de
las tareas escolares ha saltado a la opinión pública generando
posturas muy diferencias a favor y en contra. Existen publicaciones, como la de Alfie Kohn
(El mito de los deberes), que reflejan que no existe efecto positivo asociado a
los deberes. O la teoría pedagógica de Harris Cooper (La regla de los 10 minutos)
que determina que los que hacen deberes tienen mejor resultados que los que no.
Visiones tasadas y totalmente opuestas.
Los sondeos de opinión reflejan
que la mayoría de padres y madres están a favor de los deberes, aunque
coinciden en que son demasiados. También hay cierta coincidencia en que no
antes de 3º de primaria.
Éste es un tema que se puede
abordar desde infinidad de prismas. Realizaré desde un punto de vista
socioeducativo, ya que carezco de conocimientos didácticos, una breve
descripción de los fundamentos de cada una de las partes:
A FAVOR DE LOS DEBERES, podemos
encontrar aspectos relacionados con el desarrollo del niño, dado que ayudan a
aprender a organizarse, a planificar su tiempo, a ser disciplinado, etc. Estás
prácticas se entiende que les serán de gran utilidad en la vida adulta. Otros
aspectos positivos tienen que ver con fijar los conocimientos adquiridos en el
aula, mejorar el rendimiento académico, permitir que las familias se involucren
en el proceso educativo de sus hijos, conectando el contexto escolar con la
vida cotidiana. Además prácticamente la totalidad de los países desarrollados utilizan
los deberes como complemento académico.
Un profesional argumentaba que es
mejor utilizar las tareas escolares para mantener al niño entretenido que
utilizar la tecnología como niñera, es decir mejor haciendo deberes que jugando con el móvil.
EN CONTRA DE LOS DEBERES, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los niños españoles se
sienten “presionados” por los deberes y que esto genera situaciones de estrés y
ansiedad significativas. Frente a los aspectos relacionados con el desarrollo
del niño, como aprender a organizarse,
planificar su tiempo, la disciplina, etc. Existen otras maneras que demuestran
más eficacia, como pueden ser las tareas del hogar, la participación en
actividades extraescolares, el juego, etc. Sobre la mejora del rendimiento escolar
existen diversos fundamentos en contra. Si los alumnos son evaluados, en parte por lo que hacen fuera del aula se producirá un efecto discriminatorio ya que dependerá
de la acumulación de tareas, sin considerar el tiempo que puede tener el niño
disponible fuera del horario lectivo.
Merece una mención aparte la
combinación DEBERES-FAMILIA. En
primer lugar, son muchos los
profesionales que relacionan los deberes con la desigualdad y la inequidad. Dependerá
de los recursos socioculturales, económicos y laborales de los padres. Dado que
no todos podrán dar soporte mientras sus hijos realizan la tarea, no todos
podrán disponer de un profesor de apoyo, no todos dispondrán de tiempo, etc. En
segundo lugar, muchas familias expresan que los deberes son un yacimiento de
conflicto entre padres e hijos, entre otras razones porque los progenitores en
su función de ayuda carecen de capacidad didáctica o porque la mayoría
desconocen la metodología que se lleva a cabo en el aula. En tercer lugar, los deberes pueden restar
tiempo de ocio familiar, donde a través de actividades lúdicas se adquieren
conocimientos y competencias básicas necesarias para la vida. En cuarto lugar,
es más operativo que un padre o madre refuerce las matemáticas pidiendo a su
hijo que le acompañe a realizar la cesta de la compra, que ayudándole a resolver
un problema del libro de matemáticas. Y en último lugar, no existe un consenso
entre el profesorado en materia de deberes, por consiguiente puede que esta “función”
familiar aparezca y desaparezca dependiendo del docente.
En conclusión, me gustan los profesores
que junto a los deberes de sus alumnos adjuntan indicaciones para las familias,
explicando cómo y de qué manera pueden realizar la función de ayuda. Y me
fascinan más aún, aquellos profesores que son capaces de fijar los conocimientos
transmitidos en el aula a través de las tareas cotidianas de una familia y no a
través de repeticiones ya realizadas en el aula.
Autor: Iván Castro Sánchez
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