¿SOY UN BUEN PADRE/MADRE? Inteligencia Emocional (2ª parte)
En el anterior post intenté establecer argumentos para contestar a esta pregunta
desde el auto-reconocimiento. Ahora lo
abordaré desde nuestras capacidades de auto-regulación. A partir de las
competencias personales y las competencias sociales: ¿cómo quiero comportarme
como padre/madre? y ¿cómo me comporto como padre/madre?.
¿CÓMO QUIERO SER? A priori imaginarnos que tipo de padre o madre
queremos ser no es difícil, pero trasladarlo a hechos podría ser más complejo.
Desde la bases de la Inteligencia Emocional a esto se llama la autogestión Emocional. Comenzaremos
realizando un análisis de diferentes elementos que conforman nuestras
competencias de gestión.
Una vez que hemos conseguido obtener conciencia emocional, es decir
identificarnos en los diferentes sentimientos que nos provoca ser progenitores,
deberemos avanzar hacia el autocontrol
emocional. Capacitándonos en la gestión adecuada de nuestras emociones para
evitar que éstas sean capaces de controlarnos, y por consiguiente que nos determinen
una forma de actuar que no nos agrada. Ejemplo: me gustaría gestionar los conflictos
de manera tranquila, sin gritar!. Otro aspecto que debemos valorar es nuestra fiabilidad emocional, qué valores
éticos tenemos asentados: ¿actuamos en base a ellos?, ¿generan confianza y
honradez en nuestros hijos/as?, ¿soy capaz de reconocer y pedir perdón con mis
actuaciones poco éticas?. La familia se desarrolla en un proceso de evolución permanente,
es necesario valorar mis capacidades de adaptabilidad
emocional, asumir con naturalidad los cambios, moldear mis funciones
parentales a las necesidades de los demás. Tener claro cuáles son los objetivos
que quiero alcanzar como progenitor, basarlos en parámetros realistas,
compartirlos con la familia, pedir ayuda si es necesario, etc. generaran en
nosotros la motivación de logro. El
último elemento relacionado con la autogestión emocional que mencionaré es la iniciativa emocional, la capacidad que
como progenitor desarrollamos, aprovechando oportunidades y superando
contratiempos.
Ahora debemos considerar los sentimientos que tiene el resto de la familia
sobre nuestro papel de padre/madre: ¿CÓMO
ME COMPORTO? Analizaré la gestión de las relaciones desde algunos
parámetros de la inteligencia emocional sobre los cuales nos evalúan los demás.
La influencia emocional como la
capacidad para despertar emociones en
los demás, la persuasión, que te reconozcan como orientador. ¿En qué nivel
manejamos la influencia como padre/madre?. La comunicación asertiva, determinada por nuestra disposición de
escuchar y nuestra habilidad para transmitir mensajes convincentes a los
demás. La resolución de conflictos reflejada en nuestra capacidad de negociar
y nuestra habilidad mediadora en los desacuerdos que surgen en la familia. Otro parámetro es el liderazgo que los demás nos otorgan en base a nuestras aptitudes de
guía y de orientadores. La capacidad de convivencia,
el trabajo en equipo y colaboración para la consecución de objetivos serán
factores significativos en el análisis de nuestro comportamiento en la familia.
El último aspecto que mencionaré será nuestra competencia para establecer vínculos, entendida como la inteligencia
para establecer relaciones emocionales sanas con cada uno de los miembros,
combinando y regulando las funciones de autoridad y las afectivas con los
hijos.
En resumen, a ctuar como padres/madres desde las posiciones de la
Inteligencia Emocional nos obliga a reflexionar sobre 4 parámetros
interconectados. En primer lugar, la identificación de nuestros propios
sentimientos y emociones como padres. En segundo lugar, cómo nos ven los hijos
en la función de tutor. ¿Existe relación
entre mis emociones como progenitor y como me perciben?. En tercer lugar, qué
tipo de padres queremos ser. Y en cuarto lugar, qué comportamientos tenemos como
tutores. ¿Existe coherencia entre cómo
quiero ejercer y cómo ejerzo?.
Intentar responder a estas preguntas cada cierto tiempo nos posiciona en la
senda de lo que ahora denominan la parentalidad positiva.
Autor: Iván Castro Sánchez
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