NIÑOS/AS… NO GRACIAS!
En los últimos tiempos están
apareciendo de forma exponencial establecimientos hoteleros y restaurantes
que se definen como “adults only”, termino utilizado para
prohibir la entrada principalmente a menores de 16 años. Un estudio publicado no
hace muchos años exponía que el 52% de los usuarios de aviones preferían vuelos
sin niños. Algunas compañías asiáticas ya cuentan con espacios reservados solo
para adultos en sus aviones. También recuerdo un titular de una noticia que
versaba “Un establecimiento prohíbe la
entrada en su terraza a perros y a niños”.
A priori estas medidas no deberían
sorprender puesto que la legislación ya establece espacios como casinos,
discotecas, bingos… donde los menores tienen prohibida su entrada. Pero pareciera
ser que el sentido y la intención de estas nuevas limitaciones no son las mismas.
Los defensores de estas medidas, en
debate sobre su anticonstitucionalidad
por discriminatoria, expresan que la toman para evitar “molestias” a sus
clientes. Además los usuarios de este tipo de establecimientos expresan su
satisfacción ante la prohibición de la
entrada de menores. Un profesor de turismo exponía: “- El llanto de un niño podría estropear la experiencia gastronómica de
los comensales”. Al leer una noticia, en un periódico on line, sobre la
prohibición de la entrada menores en un restaurante. Me sorprendió que
prácticamente la totalidad de los internautas, que hacían comentarios sobre
ella, criticaban con verdadera dureza a los menores y a sus padres/madres. Acusándolos de mal criados, impertinentes, de no saber educar, de
irresponsables, de ocupar mucho espacio con los carros, y sobretodo de
“molestos” etc.
Este tipo de prohibiciones para Jorge Cardona,
miembro del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas y catedrático de Derecho Internacional
Público de la Universidad
de Valencia “- Son una clara discriminación injustificada y una violación del artículo 2
de la Convención
de Derechos del Niño y de cualquier otro pacto, convenio o tratado de derechos
humanos”.
¿Es un problema que surge porque los
padres/madres educan peor a sus hijos/as? o por el contrario ¿ en la sociedad
actual existe un cambio de valores sobre la infancia?, ¿los menores generan
estrés o los adultos son intolerantes a los menores? Complejas respuestas.
Tras leer varios artículos sobre los
“Childfree”, termino anglosajón utilizado
para definir a las parejas de adultos que libremente deciden no tener hijos. Temática
que incluso la revista Times abordó desde su portada. Es un fenómeno que debe
observarse desde diferentes perspectivas, ya que influyen razones laborales, económicas,
psicológicas, sociales, ambientales, etc. Veamos algunas de las razones que diferentes artículos y estudios exponen: Cambio del arquetipo femenino, se admite
culturalmente la feminidad sin necesidad de la maternidad. Priorización de la carrera
profesional/vocacional. No cargar con la responsabilidad que conlleva criar a
un hijo/a. El “dinky” doble valor del
sueldo sin hijos/as. La dificultad económica. La sobrepoblación del
mundo. La realidad caótica del mundo actual. Tener libertad plena, sin
necesidad de estar atados a alguien. Disfrutar de los gustos sin limitación. No
querer agobiarse y sufrir con los hijos/as. Ser padres no es tan bonito... etc.
De todos los motivos expuestos me
resultan curiosos los dos últimos “no querer agobiarse y sufrir…” y “Ser padres
no es tan bonito”. Una de las personas que fundamentaba su opinión sobre estos
razonamientos, explicaba: “- Mis
compañeros de trabajo y amigos que tienen hijos/as expresan permanentemente
cosas negativas, - no me han dejado dormir… - Estoy cansado… - No tengo tiempo
para mi… - no puedo hacer tal cosa porque no tengo niñera…- tengo la casa
desordenada… - Los chicos me han puesto
de los nervios…, - soy un esclavo… etc.”. Este tipo de mensajes que transmitimos los padres y madres parece ser que motivan a los
childfree en su decisión de no tener hijos/as.
Al margen de condicionar a los childfree sería interesante reflexionar sobre nuestra manera de comunicar la
paternidad o maternidad. Algunos podéis pensar que si expresáis las emociones
positivas que genera la paternidad/maternidad nos podrían etiquetar como
“ridiculo/a/ - ñoño/a”. Si nos aproximamos
las bases teóricas del PNL (programación neurolingüística) podríamos concluir, de manera muy simple, que los
pensamientos negativos sobre la paternidad o maternidad al que realmente
afectan, más negativamente, es al que los piensa, no al que los escucha. Es decir,
cuando expresamos pensamientos negativos
sobre los hijos/as generamos en nuestro propio sistema un proceso depresor de
la felicidad. Lo cual nos generará un sentimiento perjudicial en nuestra identidad como padre/madre. Por el
contrario si expresamos opiniones y
mensajes positivos de nuestros hijos/as, esto generará un aumento de
nuestros niveles de felicidad, a través del pensamiento positivo, que por
consecuencia mejorara nuestra satisfacción como padres/madres.
El placer se encuentra en diferentes
espacios y aspectos de la vida, a veces con hijos/as y otras sin ellos/as. Nuestras
propia elección de ocio y tiempo libre
está determinada por las personas con quienes lo compartimos. Una
familia que viaje con niños/as buscará entornos y componentes adecuados a
ellos/as (medios de transportes, hoteles, restaurantes, ciudades…), pero cuando
viajen solo adultos posiblemente modificarán su planificación. Probablemente
los padres y madres expresemos también muchas cosas positivas del placer de
convivir en familia, pero cada uno escucha y valora lo que quiere, entiende o
le interesa. No oculto que la convivencia familiar en ocasiones es complicada,
pero no tengo ninguna duda que el espacio donde me siento más feliz y pleno es
en familia.
Autor: Iván Castro Sánchez
Muy interesante todo el blog y útil. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias!
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