EDUCAR DESDE LA FILOSOFÍA
En ocasiones, la lectura de un
libro puede generarte importantes reflexiones, provocarte dudas en posiciones
personales sólidas e incluso abrir la senda de un nuevo camino por descubrir.
Durante mis años de universidad el libro de Lou Marinoff “Más Platón y menos prozac”
cumplió con estos requisitos y me marcó de forma extraordinaria.
Con este post me aproximaré de
manera superficial y simple a varias teorías filosóficas que nos pueden ayudar
a reflexionar sobre la familia. Reconozco que algunas de las interpretaciones
filosóficas realizadas en este artículo pueden considerarse “muy libres”.
La teoría de las Ideas (Platón). Existen dos tipos de realidades:
el mundo sensible y el mundo inteligible. En el interior de la caverna está la
percepción sensitiva, los sentimientos y emociones que nos provoca pertenecer a
una familia. En el exterior de la cueva se encuentran las realidades y la objetividad de una
familia. Platón da más peso al mundo exterior intentando que los sentimientos se
fundamenten de realidad. Es una buena base para gestionar de forma racional el descontrol
emocional que nos provocan algunas situaciones familiares.
La teoría del devenir (Heráclito). No nos podemos bañar dos veces
en el mismo río porque la segunda vez el río ya es otro, las aguas han cambiado
y nosotros también. La familia está en permanente transformación y evolución.
Desaprovechar las vivencias en cada una de las etapas es renunciar a algo que
no tornará. Los hijos adolescentes no volverán a ser infantes ni bebes.
Disfrutar de cada momento y situación como vivencias únicas e irrepetibles.
La horquilla del conocimiento (David Hume). La
filosofía empirista se forma a partir de la experiencia como eje de
conocimiento. En este caso, existen ideas, modelos o pautas tasadas, que nos
ayudan a educar en positivo desde enunciados demostrativos y lógicos del
conocimiento. Pero existe otra parte del conocimiento, que es adquirido a
partir de experiencias y vivencias propias, que sin estar demostradas
funcionan. Ejemplo: los estudios demuestran que el castigo es un buen método
educativo para rectificar actitudes erróneas, pero resulta que desde mi
experiencia propia y de relación con mi hijo funciona mejor otra
manera de actuar no tan dogmática.
La paideia (Aristóteles). La educación (paideia) en el
Aristotelismo es un permanente. “Educar para la vida es educar para la
felicidad” podría ser el principio universal de su filosofía. De esta forma,
podemos percibir la importancia de educar emocionalmente como parte del
aprendizaje. La educación exigirá renuncias y exigirá sacrificios, sin duda,
pero las renuncias y los sacrificios no constituyen en absoluto el fin de la
educación. La finalidad es que eduquemos a nuestros hijos para que sean felices,
no para que aprendan a sufrir.
La teoría equitativa (Mary Wollstonecraft). Pionera en la educación igualitaria
entre hombres y mujeres. Con independencia de las características biológicas
todos merecen un trato igualitario al margen de cualquier discriminación. La
diferencia de género no ha de influir en el estilo educativo familiar. Evitar
los estereotipos asociados a niños y niñas. El sexo no puede marcar los
objetivos.
La teoría del Tao (Lao Tsé). En la naturaleza todo fluye tal y como
debe hacerlo, sin intervención humana. El taoísmo establece tres fuerzas:
pasiva, activa y conciliadora. Entendemos que nuestra función parental debe
manejar las tres fuerzas: dejar fluir a los hijos en su propio desarrollo,
orientar en los momentos claves y mantener este orden. Esta teoría ayudará a
abordar la superprotección (padres helicópteros) permitiendo que los hijos
tracen su propio camino.
La teoría existencialista (Paul Sartre). El hombre es responsable de sus actos. Esto
nos puede ayudar a enfrentarnos a la ansiedad o problemas emocionales que
surjan en la familia, a través de la participación plena y asumiendo la
responsabilidad en las decisiones que lo causaron. De esta forma, las
soluciones están en nosotros mismos, no en culpabilizar a factores externos, y
esta búsqueda es el motor evolutivo de la familia.
La teoría de la verdad (William James). Las ideas se aceptan como
verdad. Las ideas son instrumentos para la acción, si
encontramos problemas para avanzar y nuestras ideas no nos sirven, debemos
cambiarlas, buscar otras que cumplan mejor su función. Así nuestras creencias
tienen un efecto real sobre el tipo de vida que experimentamos. Disfrutar en
familia dependerá en gran medida de nuestras ideas, aspiraciones y creencias. El
pensamiento positivo generará satisfacción y bienestar familiar.
La clave está en elegir la mejor teoría para el momento adecuado.
La clave está en elegir la mejor teoría para el momento adecuado.
Autor:
Iván Castro Sánchez
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