LA TEORÍA DE LA “X”
Si pones en un buscador de
internet la frase “funciones familiares de padres y madres” observareis que aparecen
y existen infinidad de tareas parentales relacionadas con la crianza de los
hijos/as. Además estas funciones están relacionadas con otro gran número de
modelos educativos. En este artículo reflexionaré sobre la “Teoría de la X” que
de manera ecléctica se nutre de diferentes fundamentos.
Esta teoría agrupa las funciones
familiares en dos grandes grupos diferenciados: funciones de cuidado y
funciones de orientación. Por un lado, las funciones
cuidadoras que son aquellas que se producen con mayor intensidad en los primeros
años de vida de los hijos/as. Tienen que ver con tareas de supervivencia,
protección, alimentación, higiene, descanso, etc. conllevan para los
progenitores una carga y esfuerzo físico importante. Por otro lado, las funciones orientativas se producen con
mayor intensidad al final de la etapa de la infancia. Tienen que ver con tareas
de modelaje, consejo, reflexión, prevención, tutoría, etc. conllevan para los
padres y madres una carga y esfuerzo mental significativo, ya que tienen como
objetivo ayudar a definir la personalidad de los menores.
De forma natural las funciones de
cuidado deben ir disminuyendo, reducción acorde a la evolución de los hijos/as.
De manera contraria, las funciones de orientación han de ir en aumento en
función del crecimiento de los menores. Alrededor de los 12 años se produce el cruce "X"
de funciones, es decir las relacionadas con la orientación han de tener más
peso que las relacionadas con el cuidado. Es una responsabilidad de los
progenitores incentivar este cambio parental.
Objetivamente, en nuestra cultura
occidental, un chico/a de 14 años tendría que poder ser totalmente autosuficiente:
puede mantener una higiene saludable, tiene capacidad de alimentarse, tiene hábitos
de descanso, puede limpiar y organizar cuarto y ropa, etc. ¿Existe alguna tarea
del hogar que no pueda realizar? Cualquier función de cuidado que ejerzamos
está descontextualizada, es una carga que incorporamos en nuestra mochila y
perjudica el camino.
De la misma forma, cuando los
hijos/as crecen, las funciones orientativas son más complejas e intensas. Conllevan
esfuerzos cognitivos importantes para los progenitores, dado que se generan
luchas de opiniones, conflictos, diferencias interpretativas y la autonomía
puede ser percibida como un riesgo. El camino hacia la propia identidad de la
adolescencia conlleva diferencias de pareceres y discrepancias familiares. Los padres necesitan realizar
un esfuerzo intelectual alto para poder orientar.
Si se tienen dificultades para
disminuir o repartir las funcione familiares de cuidado es posible que ésto afecte
a las funciones de orientación. Unos padres cansados físicamente por las tareas
del hogar, probablemente estén condicionados para dedicar el esfuerzo psicológico
que requieren las funciones de moldeado.
No existen autores que hablen de
la función parental de alimentación, de higiene, etc. en chicos/as de 13 años. Sin
embargo, podemos encontrar funciones vocacionales, de consejo, acompañamiento,
etc. Muy necesarias en la última etapa
de la infancia y la adolescencia.
La autonomía de los hijos/as ha
de reflejarse de manera directa sobre las tareas del hogar, los progenitores
han de liberarse progresivamente de este tipo de cargas, dado que fueron muy
intensas en los primeros años de vida de los menores.
Asumir tareas de cuidado y de orientación con la misma dedicación
generará una disrupción en el proceso evolutivo y de autonomía de la familia,
que afectará al óptimo desarrollo de cada uno de sus miembros. ¿Tú decides donde pones la “X”?
Autor: Iván Castro Sánchez
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