EDUCAR DESDE LAS EMOCIONES

 “Trata a tus hijos/as como te gustaría que los demás les tratasen a ellos/as”  sobre esta frase se sintetiza y fundamenta el modelo de educación emocional en la familia. Volvemos a introducirnos en el campo de las emociones, después del post “Gestionando Emociones”. Esta vez reflexionaré sobre aquellas estrategias que nos pueden ayudar a abordar las emociones en las relaciones entre los miembros de la familia. A partir de un estilo que plantea la educación desde la perspectiva emocional.

Tanto a nivel profesional como personal, creo firmemente que  la educación  desde las  emociones aumenta el bienestar personal y social de los hijos/as. Desde la perspectiva preventiva minimiza la vulnerabilidad de las personas a experimentar estrés, impulsividad, depresión, agresividad, adicción…   


Para educar emocionalmente, en primer lugar se ha de poner en práctica la “conciencia emocional”, Daniel Goleman la define como la capacidad de reconocer y utilizar las emociones en el proceso de toma de decisiones. Es decir, mis decisiones estarán fundamentadas a partir del análisis de los sentimientos míos y de los demás. La conciencia emocional se irá desarrollando inicialmente de una forma global hasta llegar a experiencias complejas.

En los primeros minutos de vida de los hijos/as  se producen las primeras decisiones sobre el modelo educativo que debemos utilizar. Supongo que muchos/as habéis escuchado las frases:   -Si coges mucho al bebe se “malacostumbra”…  - Tenéis que dejarle llorar…  y una infinidad de frases que  nos marcan un modelo poco emocional. La primera experiencia emocional que tiene un bebe es el apego, a través de él los padres y madres tienen un papel fundamental en la regulación de los sentimientos básicos. El/la bebe irá expresando de manera primaria sus emociones y los padres y madres tendrán que decidir si las gestionan atendiéndolas o ignorándolas. ¿Cómo te gustaría que tratasen a tú bebe en la guardería cuando está llorando  en la cuna?.

Rápidamente a partir de los 2 primeros años empezarán a aparecer emociones más complejas: la vergüenza, la satisfacción, las primeras conductas empáticas… Comenzará a ser primordial la comunicación emocional. Utilizar el lenguaje como medio para reconocer las emociones:         “- Tienes ira…, estás enojado…,  estás triste…, te sientes alegre…” Esto ayudará a adquirir los primeros elementos de la conciencia emocional. Es importante no desvalorizar los sentimientos, todas las emociones son importantes. ¿Cómo te gustaría que tratasen a tu hijo cuando expresa estar triste?.

A partir de los 5 años comienzan las primeras competencias sociales, son más comunes los comportamientos empáticos, se hace más presente la combinación de emociones. Pueden estar alegres y tristes a la vez. Ejemplo: estarán contentos porque llegan las vacaciones y tristes porque no verán a su amigo/a. En esta etapa los chicos/as tienen muy en cuenta el criterio de los padres y madres para evaluarse de manera positiva o negativa. Lewis y Alessandri (1996) afirman que desarrollaran sus competencias de control emocional sobre los demás en base a la forma de actuar de sus padres y madres. ¿Cómo te gustaría que el entrenador trate a tu hijo/a para conseguir ganar el partido?.

En la adolescencia florecen todo tipo de emociones y con diferentes intensidades. Se produce, en cierta medida, un descontrol emocional debido a la dificultad de reconocer y gestionar los nuevos sentimientos. Ejemplo: las diferentes formas de amar. Se pueden llegar a sentir incomprendidos por los padres y madres, todas las actuaciones tienen componentes emocionales profundos. Ejemplo: pueden reaccionar con ira si cambias el gesto durante una conversación. Si durante la infancia se ha practicado un adecuado lenguaje emocional conseguiremos minimizar muchos aspectos de este descontrol. ¿Te gustaría que los profesores fuesen comprensivos con la etapa de cambio de tu hijo/a?

Lo interesante del modelo educativo emocional es que se fundamenta en los sentimientos de todos los miembros de la familia. En primer, lugar valora cómo  expresan los sentimientos los hijos/as y, en segundo lugar, analiza  las actuaciones de los padres y madres en perspectiva para generar sentimientos parentales y maternales.

Una buena estrategia reflexiva para educar emocionalmente es preguntarse cómo os gustaría que los demás actuasen ante esa situación con vuestros hijos/as.

Autor: Iván Castro Sánchez   

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