WELCOME VERANO!
La llegada de las vacaciones de
verano de los hijos/as provoca que muchas familias tengan que realizar
verdaderos encajes de bolillos para conciliar la vida laboral y familiar. Creo
que la mayoría coincidiremos en que para los chicos/as éste descanso es
esencial. Es fácil observar en las últimas semanas escolares, cómo se refleja
en ellos/as un cansancio acumulado de todo el curso escolar. ¿Qué podemos hacer durante prácticamente 2,5
meses de vacaciones?
Para responder a la pregunta tendríamos
que contestar “planificación”.
Generalmente las obligaciones laborales de los padres y madres condicionan la
organización de las vacaciones. Olvidando, en cierta medida, las necesidades
reales de los chicos/as. Es verdad que en el mejor de los casos tenemos 30 días
de vacaciones frente alrededor de los 80 días que tienen ellos/as. Ni separando
el total de las vacaciones de los padres y madres se cubren las de los
hijos/as.
Desde una perspectiva más teórica la
planificación de las vacaciones de los hijos/as debería sostenerse en tres
pilares básicos: tiempo de aprendizaje,
tiempo de descanso y tiempo en familia. Explicaré brevemente que se
entiende por cada uno de ellos:
- Tiempo
de aprendizaje: es prácticamente unánime entre los profesionales de
la educación, defender el ocio y el tiempo libre como un espacio muy óptimo para la educación no
formal. Es decir, es el lugar más
apropiado para que nuestros hijos/as adquieran y disfruten de aprendizajes
enfocados a las competencias, las habilidades sociales, a los hábitos
saludables, etc. que mejoraran su calidad de vida.
Cada vez son
más diversas las actividades de ocio que se ofrecen durante el verano. Así
podemos encontrar actividades de carácter
formativo: academias de estudios, campamentos de inglés, etc. Actividades de carácter deportivo: campus de futbol, baloncesto, etc. Actividades Urbanas: escuelas de verano,
cursos de artes plásticas, etc. Actividades
en el medio natural: campamentos rurales, cursos de vela, kayak, etc. Y un largo etcétera de posibilidades de
ocupación socioeducativa. Una de las dificultades de acceso a este tipo de
actividades es que suponen un alto desembolso económico por parte de las
familias, ya que la mayoría son privadas. Es verdad que existen alternativas
públicas más económicas, pero la oferta es bastante inferior a la privada.
- Tiempo
de descanso: hace referencia a espacios sin obligaciones
formales más allá de las propias de la convivencia familiar. Momento de
recuperación física y psíquica. Se flexibilizan las rutinas y los horarios.
Los chicos/as se acuestan y se levantan más tarde de lo habitual, al no
existir actividades formales para el día siguiente. Es tiempo para recuperar
energías, descansando y realizando actividades por gusto y apetencia, más
que por obligación. Los adultos soñamos con estar descansando en una playa
sin que nadie ni nada nos perturbe. Púes los chicos/as también necesitan
este tipo de días.
- Tiempo
en familia: Las estadísticas reflejan que en septiembre aumentan
el número de rupturas matrimoniales y algunos lo achacan precisamente al
hecho de pasar más horas de las habituales, durante las vacaciones, con la
pareja. Para mí este tiempo ha de
fomentar precisamente todo lo contrario. Las vacaciones en familia deben
mejorar y cohesionar los lazos afectivos entre todos los miembros. En
primer lugar nos ayudará a establecer relación con la familia extensa, como
abuelos/as, primos/as, tíos/as, amigos/as, etc. con los que no se tiene contacto tan
habitual. En segundo lugar toda la familia sale de la rutina y
obligaciones habituales, disminuyendo la carga de estrés. Todo se
flexibiliza más, pues al relacionarnos en espacios más distendidos y con
menos planificación, las relaciones afectivas deberían salir reforzadas. Y en tercer lugar, es el momento de
realizar y disfrutar de actividades conjuntas, respetando y adaptándonos a
los gustos de cada uno de los miembros. Compartir actividades nos ayudará
a desarrollar experiencias propias que reforzarán la cohesión, la
adaptación y la comunicación en la familia.
El reparto de estos tiempos debería
ser lo más equitativos y combinados posibles, ya que todos son importantes.
Desde una perspectiva quizás utópica, el orden de importancia, durante las
vacaciones de verano, debería ser tiempo
de familia, de descanso y de aprendizaje. Claro, todo ello depende siempre del
“mito” de la conciliación de la vida familiar y laboral.
Las mejores vacaciones para la
familia son aquellas donde se disfruta con los amigos/as y familiares, se viven
nuevas experiencias y se cargan las energías que nos ayudarán a enfrentarnos a
los proyectos, obligaciones y rutinas venideras.
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